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El Papa Paulo III, aquel que con la Bula in
Apostolatus Culmine erigiera en universidad la antigua escuela de los
Frailes Dominicos, es el mismo que a petición del Emperador Carlos V la
erige en Catedral Metropolitana y Primada de Indias.
Hasta 1992 reposaron debajo de su coro los restos del
Almirante Don Cristóbal Colón, descubridor de América.
Importantes personajes de época colonial reposan y reposaron en las
criptas de la más vieja capital de América. Tal es el caso de María de
Toledo, la primera virreina de América, el Adelantado Rodrigo de Bastidas,
fundador de Santa Marta, o el propio Obispo Alessandro Geraldini, hombre
del Renacimiento cuya cultura fue reconocida por los más grandes sabios de
su epoca.
El ensamblaje de los arcos es obra de arte
única. Aunque estuvieron revestidos de cal y yeso en principio, los
encargados del cuido de la obra han preferido mostrar con la limpieza de
las nervaduras, el joyel que encarna toda la nave central de la Catedral,
cuya piedra blanca, caliza de la zona del Ozama o sus alrededores, produce
un esplendente juego con los topes y ramales que van del techo al fuste de
las sobrias columnas cilíndricas.
Luis de Moya y Rodrigo de Liendo fueron los
arquitectos de planta de esta obra cuyo tenor de cantería es único en los
primeros años de la conquista. Las catorce capillas laterales de la
Catedral son un patrón posterior, dentro de la longitud mayor de esta
basílica que es de 54 metros, con naves de 23 metros de ancho.
Las nervaduras de la Catedral parecen
reflejar y absorber a la vez, la luz plana que se reparte de pórtico a
presbiterio repitiendo con lineal oblicuidad un cielo, un techo de piedra
entretejida. |